Es posible escogerlo joven, azulado o curado - fresco, semi-seco o seco. ¡Cuanto más curado está, más fuerte es su carácter! Blanco, es apreciado por su dulzura y su frescura. Azulado, es el más untuoso y suave. Muy seco, es fuerte pero no amargo. Su forma es la de un cilindro plano, un poco abombado en la periferia pero regular, lo que resulta del moldeado en botes troncocónicos. Su tamaño es de 4,8 a 5,3 cm de diámetro, y de 3,5 a 4 cm de alto con un peso de 60 g. Su corteza es fina y natural, con o sin mohos blancos o azules. El aspecto del corte es franco y la pasta, de color blanco a marfil, es homogénea, lisa y firme, a veces quebradiza en una fase de maduración avanzada. Madurado, como mínimo 10 días, el Crottin de Chavignol ofrece según su grado de afinación, una gama infinita de sabores: cada aficionado podrá encontrar un Chavignol a su gusto. En general el sabor evoca siempre el de la cabra. En los quesos jóvenes su sabor es intensamente almendrado se vuelve más especiado con la maduración.
Aunque sea raro de encontrar fuera del contexto privado, si se presenta la oportunidad de probar un “fromage repassé” - que completó su curación en aguardiente o en vino -, no la desaproveche, la experiencia es tentadora: ¡asombro garantizado!
Su primo más cercano es el Chabichou du Poitou.
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